La cata de vinos es un arte que permite apreciar todas las cualidades de un buen vino, desde sus aromas hasta sus matices de sabor y su complejidad en boca.
En España, el vino forma parte de la cultura y la tradición, y saber catarlo es una habilidad que, con un poco de práctica, todos podemos aprender y disfrutar.
A continuación, te explico cómo catar vinos españoles utilizando técnicas de expertos, con recomendaciones específicas para que tu experiencia sea completa.
Preparación del entorno y materiales
Para catar un vino correctamente, es importante tener un espacio adecuado y el material necesario. Necesitarás:
- Copas de cristal fino (tipo tulipa): Ayudan a percibir mejor los aromas. No uses copas de colores ni de materiales opacos, ya que dificultan la apreciación visual.
- Buena iluminación: La luz natural es la mejor opción, pero si no es posible, utiliza una fuente de luz blanca que permita observar el color del vino sin distorsiones.
- Fichas de cata o libreta: Los catadores suelen registrar sus impresiones en fichas de cata, pero una libreta es útil para anotar observaciones y poder comparar vinos más adelante.
El proceso de cata: 3 fases clave
Catar un vino implica examinarlo desde diferentes perspectivas: visual, olfativa y gustativa. Siguiendo estas fases, podrás descubrir todas las características de un vino español.
Fase visual
- Observa el color: Inclina ligeramente la copa y observa el vino sobre un fondo blanco. El color puede indicar la edad y la variedad del vino. En los tintos, los colores rojo rubí o granate suelen indicar juventud, mientras que los tonos teja o ladrillo son propios de vinos envejecidos. Los vinos blancos jóvenes tienden a ser pajizos o verdosos, y con la edad se tornan dorados.
- Brillo y limpieza: Los vinos deben presentar un aspecto limpio y brillante, sin partículas en suspensión. Un vino turbio podría indicar algún defecto.
- Densidad y lágrimas: Gira suavemente la copa y observa cómo caen las “lágrimas” (esas gotas que quedan en la pared de la copa). Si caen lentamente, indica un vino con cuerpo y mayor grado alcohólico.
Fase olfativa
Esta es una de las partes más interesantes de la cata, ya que aquí se aprecian los aromas característicos del vino.
Primer acercamiento: Acerca la copa a la nariz sin moverla demasiado y huele. Este primer acercamiento te dará una idea de los aromas primarios del vino.
Aromas primarios, secundarios y terciarios: Después de oler por primera vez, remueve la copa con un giro suave y vuelve a oler. Los aromas primarios provienen de la uva y pueden ser frutales, florales o vegetales. Los secundarios surgen de la fermentación, como los lácteos o levaduras. Los terciarios aparecen con la crianza y pueden recordar a especias, madera o tostados.
Ejemplo: En un tinto de Rioja joven, puedes encontrar aromas frutales (cereza o frambuesa). En cambio, en un Ribera del Duero crianza, probablemente percibas aromas a vainilla o a especias, provenientes de la barrica de roble.
Fase gustativa
Finalmente, en boca podemos descubrir la estructura y el equilibrio del vino. Esta es la fase más compleja y gratificante.
Primer sorbo: Toma un sorbo pequeño y deja que el vino cubra toda la boca. Observa la textura (si es suave, aterciopelado o áspero), la acidez y el nivel de taninos, si es un vino tinto.
Equilibrio: En un buen vino, ningún elemento (dulzor, acidez, alcohol, taninos) debería sobresalir por encima de los demás, sino que deben estar en armonía.
Persistencia: La duración de los sabores en boca, llamada “persistencia”, es importante. Un vino de alta calidad suele dejar un sabor prolongado y agradable. En cata, este tiempo se mide en caudalías (segundos de sabor después de tragar). Un vino que dure entre 7 y 9 segundos en boca es de buena persistencia.
Ejemplo: Un albariño puede destacar por su frescura y acidez, ideal para maridar con mariscos. Un tinto reserva de la Ribera del Duero puede tener una persistencia larga, con sabores complejos que duran incluso más de 10 caudalías.
Recomendaciones finales para disfrutar de una cata de vino
- Temperatura adecuada: Cada vino tiene su temperatura óptima de servicio. Los blancos jóvenes suelen servirse entre 8-10°C, los rosados entre 10-12°C, y los tintos entre 14-18°C, dependiendo de su crianza.
- No perfumes ni olores intensos: Evita cualquier olor que pueda interferir con la cata, ya sea perfume, velas aromáticas o incluso comida con especias intensas.
- Orden de cata: Si vas a catar varios vinos, comienza por los más suaves (blancos, luego rosados) y deja los tintos para el final. Dentro de cada categoría, inicia con los más jóvenes y termina con los de mayor crianza.
- Maridajes: Una vez que hayas aprendido a apreciar cada vino, puedes experimentar con diferentes maridajes. Los vinos tintos van bien con carnes, los blancos con pescados y mariscos, y un buen cava es ideal con aperitivos o postres.
Conclusión
Catar vinos españoles es una actividad que va mucho más allá de beber. Es un ritual que permite descubrir la riqueza de cada región y de cada uva que compone el vino.
Con estas técnicas de expertos en cata y un poco de práctica, podrás identificar los matices y detalles que hacen de cada vino una experiencia única. Además, disfrutarás de un buen momento con amigos o en solitario, mientras aprendes a valorar cada sorbo de una de las bebidas más apreciadas en España.