Qué es el cuerpo del vino

Cuando hablamos de vinos, uno de los términos que más se mencionan es el cuerpo del vino. Es habitual escucharlo en catas, leerlo en etiquetas o encontrarlo en las descripciones de tiendas especializadas. Pero, ¿qué significa realmente? ¿Cómo se percibe? ¿Y cómo puede ayudarte esta información a elegir mejor tu próximo vino?

En este artículo vamos a explicarte de forma clara y práctica qué es el cuerpo del vino, cómo se determina, qué factores lo influyen y cómo puedes identificarlo tú mismo al catar. No necesitas ser un experto ni tener un paladar entrenado para entenderlo. Nuestro objetivo es que salgas de aquí con herramientas útiles para que disfrutes más de cada botella que abras.

¿Qué significa que un vino tenga cuerpo?

El cuerpo del vino se refiere a la sensación de peso y volumen que deja el vino en la boca. Es decir, cómo se “siente” físicamente cuando lo bebes. Un vino con mucho cuerpo se nota denso, casi como si tuviera consistencia, mientras que uno con poco cuerpo se percibe ligero, fluido.

Este término no tiene relación con el sabor, sino con la textura y densidad del vino en boca. Por eso se habla de vinos “ligeros”, “medios” o “con cuerpo”. No hay uno mejor que otro; todo depende del gusto de cada persona y del tipo de comida con el que se acompañe.

Factores que determinan el cuerpo del vino

Hay varios factores que influyen directamente en el cuerpo del vino. Aquí te explicamos los principales:

1. Grado alcohólico

Cuanto mayor es el contenido de alcohol, más cuerpo suele tener el vino. El alcohol aporta densidad y peso en boca. Por ejemplo, un vino de 14,5% de alcohol tendrá normalmente más cuerpo que uno de 11%.

Fíjate en la etiqueta de la botella. Si el vino tiene un grado alcohólico superior al 13,5%, probablemente se sentirá más denso y redondo en boca.

2. Cantidad de extracto seco

El extracto seco incluye todas las sustancias disueltas en el vino que no son agua ni alcohol: azúcares, minerales, glicerol, taninos, etc. A más extracto seco, más cuerpo. Esto es habitual en vinos con una vinificación más concentrada o envejecidos en barrica.

Los vinos crianza o reserva, especialmente los tintos, suelen tener más cuerpo que los vinos jóvenes, ya que la maduración y la barrica aumentan su complejidad y textura.

3. Variedad de uva

No todas las uvas aportan la misma estructura. Algunas variedades producen vinos naturalmente más ligeros, mientras que otras dan vinos más corpulentos.

Ejemplos útiles:

  • Uvas de vinos ligeros: Pinot Noir, Mencía, Trepat.
  • Uvas de vinos con cuerpo: Tempranillo, Garnacha, Monastrell, Syrah.

4. Clima de cultivo

El clima también influye. En zonas cálidas, las uvas acumulan más azúcar, lo que se traduce en mayor grado alcohólico y más cuerpo. En cambio, en zonas frías, el vino suele ser más fresco y ligero.

Un Tempranillo de Ribera del Duero (zona cálida) tendrá más cuerpo que uno de Rioja Alta (zona más fresca).

Cómo identificar el cuerpo de un vino al catar

Aprender a reconocer el cuerpo del vino es más sencillo de lo que parece. Aquí tienes una guía paso a paso para identificarlo tú mismo:

Paso 1: Observa la densidad en la copa

Gira el vino suavemente en la copa y fíjate en las lágrimas o gotas que bajan por las paredes. Cuanto más densas y lentas sean, más cuerpo tiene el vino. Esto indica mayor alcohol o glicerol.

Paso 2: Siente el peso en boca

Toma un sorbo y mantén el vino unos segundos en la boca. Concéntrate en la sensación de peso:

  • Si parece agua o se va rápido: cuerpo ligero.
  • Si llena la boca sin ser pesado: cuerpo medio.
  • Si se nota denso, casi cremoso: vino con cuerpo.

Paso 3: Compara con otros vinos

La mejor forma de aprender es comparando. Prueba tres vinos distintos: uno blanco joven, un tinto joven y un tinto crianza. Verás cómo varía el cuerpo entre ellos.

¿Por qué es importante conocer el cuerpo del vino?

Conocer el cuerpo del vino te ayuda a:

  • Elegir vinos según tus gustos. Si prefieres vinos ligeros, evitarás tintos muy concentrados o con mucha barrica.
  • Maridar mejor con comida. Los vinos con más cuerpo van bien con platos más grasos o potentes, mientras que los ligeros combinan mejor con comidas suaves.
  • Entender mejor lo que compras. Ya no te guiarás solo por el precio o la etiqueta, sino por lo que realmente te gusta.

Conclusión

El cuerpo del vino es uno de los elementos más importantes a la hora de disfrutar de una copa, y entenderlo te da muchas ventajas a la hora de elegir y valorar un vino. Ahora ya sabes que no es un concepto abstracto ni exclusivo de los sumilleres: es una característica física, concreta y fácil de identificar con un poco de práctica.

Recuerda que no hay cuerpos “mejores” o “peores”, sino más adecuados según el momento, el plato o tu preferencia personal. Y si alguna vez dudas, pide consejo en tu tienda de confianza o anímate a probar distintas opciones para descubrir lo que más te gusta. El vino, al final, se trata de disfrutar.