En el mundo del vino, las catas son una herramienta clave para conocer, comparar y aprender. Pero no todas las catas son iguales. Dos de las más comunes —y útiles para profundizar conocimientos— son la cata vertical y la cata horizontal. Aunque los términos suenen técnicos, la diferencia es clara y tiene mucho que aportar a cualquier amante del vino, tanto si estás empezando como si ya llevas años disfrutándolo.
En este artículo vamos a explicarte de forma concreta y con ejemplos prácticos qué es una cata vertical, qué es una cata horizontal y qué diferencias tienen. También te daremos consejos específicos para organizar una tú mismo o para sacar el máximo provecho si participas en una. Así sabrás exactamente qué estás catando y qué puedes aprender de cada tipo de cata.
¿Qué es una cata vertical?
La cata vertical consiste en probar diferentes añadas de un mismo vino, producidas por la misma bodega y elaboradas con la misma variedad o coupage. El objetivo es apreciar cómo ha evolucionado ese vino con el paso de los años.
¿Qué se necesita para hacer una cata vertical?
- Una misma etiqueta: por ejemplo, un Rioja Reserva de la Bodega X.
- Varias añadas: mínimo tres, aunque lo ideal son cinco o más.
- Condiciones homogéneas: conservar todas las botellas en condiciones similares para que la comparación sea justa.
- Copas limpias por vino (si es posible) para no mezclar aromas.
¿Qué se aprende en una cata vertical?
- Cómo influye el clima de cada añada.
- La capacidad de guarda del vino.
- El efecto del tiempo sobre el color, el aroma y el sabor.
- La consistencia del trabajo de la bodega.
Si organizas una cata vertical en casa, empieza siempre por la añada más antigua. Aunque pueda parecer lo contrario, los vinos más viejos suelen ser más delicados y se aprecian mejor si no tienes el paladar saturado.
¿Qué es una cata horizontal?
En una cata horizontal se prueban vinos de una misma añada, pero de distintas bodegas, regiones o incluso países, siempre dentro de una misma categoría (por ejemplo, tintos crianza del 2020).
¿Qué se necesita para una cata horizontal?
- Vinos del mismo año: por ejemplo, tintos del 2020.
- Misma tipología: todos tintos crianza, o todos blancos jóvenes, etc.
- Variación de origen o productor: distintas D.O. o bodegas.
- Fichas de cata claras para ir anotando diferencias.
¿Qué se aprende en una cata horizontal?
- Diferencias entre regiones vitivinícolas.
- El estilo propio de cada bodega.
- Cómo se expresa una misma añada en distintos terroirs.
- Qué tipo de vino se ajusta más a tu gusto.
Ordena los vinos por intensidad aromática y estructura, de menor a mayor. Aunque sean del mismo año, algunos vinos (como un Priorat) pueden eclipsar fácilmente a otros más suaves (como un vino de la D.O. Ribeiro).
Diferencias clave entre cata vertical y horizontal
Criterio | Cata vertical | Cata horizontal |
---|---|---|
Añadas | Distintas | La misma |
Productor | El mismo | Distintos |
Objetivo principal | Ver evolución del vino | Comparar estilos entre productores |
Ideal para | Conocer la capacidad de guarda | Descubrir preferencias personales |
Nivel de dificultad | Más alta (requiere añadas antiguas) | Accesible y fácil de organizar |
Conclusión
Tanto la cata vertical como la cata horizontal son herramientas muy útiles para entender mejor el vino, pero sirven para propósitos distintos. La cata vertical te permite ver cómo evoluciona un mismo vino con el paso de los años, mientras que la cata horizontal te ayuda a comparar estilos y orígenes dentro de una misma añada.
Si estás empezando en este mundo, te recomendamos empezar por una cata horizontal: es más fácil de organizar y muy reveladora para identificar tus preferencias. Y si ya llevas tiempo probando vinos y te interesa profundizar, una cata vertical es perfecta para explorar la madurez de un vino y la consistencia de una bodega.
En ambos casos, lo más importante es que disfrutes del proceso, tomes notas y te animes a repetir con nuevos vinos y formatos. Aprender de forma práctica es la mejor forma de afinar tu paladar.