La cena de Navidad es una ocasión especial donde cada detalle importa, especialmente la elección del vino.
Un buen maridaje puede realzar los sabores de los platos y crear una experiencia inolvidable para los invitados.
En este artículo, te ayudaremos a elegir el vino perfecto con recomendaciones claras y ejemplos prácticos.
Vinos para entrantes: apuesta por lo ligero
Los entrantes suelen incluir opciones como mariscos, embutidos o quesos suaves. Estos platos requieren vinos ligeros que no eclipsen sus sabores.
- Para mariscos: Opta por un Albariño o un Verdejo. Ambos son blancos españoles con notas frescas y afrutadas, ideales para acompañar gambas, ostras o vieiras.
- Para embutidos: Un Rosado de Navarra es una elección excelente. Su equilibrio entre acidez y frescura complementa bien el jamón serrano o el chorizo.
- Para quesos suaves: Un Chardonnay sin barrica combina perfectamente con quesos frescos o poco curados.
Vinos para el plato principal: busca equilibrio y carácter
El plato principal suele ser más contundente, como carnes asadas, pescados al horno o guisos tradicionales. Aquí es fundamental elegir un vino con cuerpo y carácter.
- Para carnes rojas: El Rioja Crianza o un Ribera del Duero joven son opciones clásicas. Sus taninos suaves y notas de frutos rojos se complementan muy bien con cordero, cochinillo o ternera.
- Para pescados grasos: Un Godello o un Blanco de Rueda funcionan de maravilla con platos como bacalao o merluza al horno.
- Para guisos: Si el plato principal incluye salsas potentes, como un rabo de toro, elige un Priorat. Este vino tiene la intensidad necesaria para no pasar desapercibido.
Vinos para el postre: dulzura y armonía
Para el momento del postre, el vino debe ser dulce o semidulce para acompañar los turrones, polvorones o postres cremosos.
- Para turrones y polvorones: Un Moscatel de Valencia es una elección típica y acertada. Su dulzura y notas cítricas equilibran los sabores densos del turrón.
- Para postres cremosos: El Pedro Ximénez es el rey. Sus aromas a pasas y miel realzan los flanes, natillas o tartas de almendra.
- Para fruta fresca: Un Cava semiseco es perfecto para quienes prefieren un final ligero y chispeante.
Conclusión
Elegir el vino para la cena de Navidad no tiene por qué ser complicado. Recuerda considerar los sabores y texturas de cada plato para crear un maridaje equilibrado. Además, no olvides servir los vinos a la temperatura adecuada y ofrecer variedad para que todos los invitados encuentren algo de su gusto.
Con estas recomendaciones, tendrás una mesa completa y armoniosa que hará de tu cena de Navidad una experiencia inolvidable.