El vino y los sentidos: Cómo disfrutar una cata

En España, la cultura del vino forma parte de la vida cotidiana, y una de las mejores maneras de conocer y apreciar un vino es a través de una cata. Pero para muchas personas, asistir a una cata puede resultar intimidante si no saben qué esperar o cómo participar. En este artículo vamos a explicarte de forma clara cómo utilizar los sentidos en una cata de vinos, con consejos prácticos para que disfrutes la experiencia desde el primer sorbo.

Tanto si eres principiante como si ya tienes cierto recorrido, entender cómo se activa cada uno de los sentidos durante una cata te ayudará a detectar matices, mejorar tu criterio y apreciar mucho más lo que estás bebiendo. No necesitas ser enólogo ni tener un paladar “entrenado”, solo ganas de aprender y seguir unos pasos sencillos. Aquí te contamos cómo hacerlo.

Pero antes…

1. Sentido de la vista: lo primero que se evalúa

Antes de llevar el vino a la nariz o a la boca, se empieza siempre por observarlo. La vista aporta información clave sobre el estado, la edad y el tipo de vino.

Consejos prácticos para evaluar visualmente un vino:

  • Inclina la copa sobre un fondo blanco (una servilleta o mantel sirve) y fíjate en el color. Un vino tinto joven será de color púrpura o cereza brillante; si es más añejo, tendrá tonos teja o ladrillo.
  • En los blancos, los tonos van desde el amarillo pálido hasta el dorado intenso. Un blanco envejecido en barrica tendrá más color.
  • Observa la limpidez y el brillo. Un vino turbio puede indicar un defecto. El brillo puede sugerir buena acidez y frescura.
  • Gira suavemente la copa y mira cómo caen las lágrimas (también llamadas piernas). Cuanto más densas y lentas, más alcohol o glicerina tendrá el vino.

2. Sentido del olfato: clave para identificar aromas

Una vez observado, llega el momento de oler el vino. Aquí es donde más información se obtiene.

Pasos prácticos para aprovechar el olfato:

  • Primero huele sin mover la copa (nariz tranquila). Esto te dará los aromas más volátiles.
  • Luego agita la copa suavemente para oxigenar el vino y liberar aromas secundarios y terciarios.
  • Intenta identificar familias de aromas: frutas, flores, especias, madera, minerales. No es necesario acertar cada aroma exacto, lo importante es que empieces a reconocerlos.
  • Si no identificas nada al principio, no te preocupes: el olfato se entrena. Puedes ayudarte de una rueda de aromas (hay muchas disponibles online).
  • Evita perfumes o cremas fuertes antes de la cata: alteran tu percepción olfativa.

3. Sentido del gusto: cómo saborear correctamente

Aquí llega el momento más esperado: probar el vino. Pero no se trata solo de beberlo, sino de analizarlo con atención.

Cómo hacerlo paso a paso:

  • Toma un pequeño sorbo y hazlo recorrer toda la boca. Los distintos puntos detectan sabores diferentes (dulce en la punta, ácido en los lados, amargo al final).
  • Intenta detectar si es seco, semiseco o dulce. La sensación en boca también te dirá si tiene cuerpo ligero, medio o estructurado.
  • Percibe la acidez, el tanino y el alcohol. ¿Es fresco? ¿Seca la boca (taninos)? ¿Quema al tragar (alto grado alcohólico)?
  • Atención al postgusto: un buen vino deja sabor tras el trago. Si persiste varios segundos, es una buena señal.

En catas profesionales o si vas a probar muchos vinos, no es obligatorio tragar. Puedes escupir el vino en un recipiente preparado para ello. Así evitarás el cansancio sensorial y el efecto del alcohol.

4. Tacto y oído: sentidos complementarios

Aunque menos evidentes, también tienen su papel.

  • El tacto se usa para notar la temperatura del vino (un vino blanco muy caliente pierde frescura, un tinto muy frío pierde aromas).
  • El oído puede parecer irrelevante, pero prestar atención al sonido al servir el vino o al chocar las copas forma parte del ritual y añade valor sensorial a la experiencia.

Conclusión: cata sin miedo, disfruta más

Disfrutar una cata no es cuestión de saberlo todo, sino de estar atento a lo que percibes. Usar bien los sentidos te permitirá descubrir nuevos matices y elegir con más criterio el vino que te gusta. Recuerda: no hay respuestas “malas” si estás atento a tu experiencia personal.

La próxima vez que te sientes a catar un vino, tómate tu tiempo. Mira, huele, saborea. Con práctica, cada cata será una nueva aventura para tus sentidos.